Por primera vez en la historia, los máximos exponentes del fútbol argentino definirán el cetro continental.
Boca Juniors y River Plate, los dos clubes más populares de la Argentina, paralizarán hoy al país futbolero con el primer capítulo de la final de la Copa Libertadores, en el marco de un certamen continental atípico, partido que se jugará desde las 17 en La Bombonera. El superclásico del que todos los habitantes del “Planeta fútbol” hablan desde hace más de diez días (cuando Boca empató en San Pablo y ratificó su pasaporte a la instancia decisiva) se disputará con arbitraje del chileno Roberto Tobar.
El partido desquite se desarrollará el sábado 24 en el estadio Monumental, también a partir de las 17. A diferencia de las otras instancias previas del certamen el tanto obtenido en condición de visitante no tendrá doble valor.
Boca arribó a la final luego de dejar en el camino a Palmeiras de Brasil (2-0 en la ida y 2-2 en San Pablo), mientras que River marginó de la competencia a Gremio de Porto Alegre, campeón en la edición 2017, con una agónica victoria 2-1 en condición de visitante, luego de haber caído 0-1 en Núñez.
Las llegadas de Boca y River a la final denotan en este certamen una ligera superioridad de las entidades argentinas, que lograron meter cuatro representantes entre los ocho mejores, donde Independiente y Atlético Tucumán resultaron eliminados en cuartos de final.
Hace poco más de un mes, estos mismos adversarios se vieron las caras en el mismo escenario de hoy, por la sexta jornada de la Superliga.
En aquella ocasión, el equipo conducido por Marcelo Gallardo, quien no podrá asistir al estadio por una sanción dictada por la Conmebol- se impuso por 2-0, con tantos de Gonzalo Martínez e Ignacio Scocco.
Los especialistas, la prensa deportiva y los aficionados que están atentos a lo que sucede día a día coinciden en el hecho de que la distancia que pudiere haber existido en rendimientos de uno y otro parece haberse achicado a una mínima expresión.
Boca logró cierta consistencia como conjunto, con la premisa de no salir ciegamente a atacar desde el minuto inicial, además de una mitad de cancha más batalladora, con Nahitan Nández, Wilmar Barrios y Pablo Pérez como ejes.
Más allá de desempeños que navegaron por momentos en la intrascendencia, el delantero Cristian Pavón sigue siendo importante no sólo en el andamiaje ofensivo sino también en la labor de recuperación de pelota, en tanto que el goleador Darío Benedetto parece haber recuperado su olfato, a punto de firmar tres goles (dos en casa, el otro en Brasil) en la semifinal ante Palmeiras.
En cuanto a la preparación de los equipos el rosarino Pérez trabajó en forma diferenciada en los últimos días en el elenco de Guillermo Barros Schelotto.
La presencia del ex Newell’s parece garantizada, aunque cualquier eventual ausencia le abriría la puerta a Fernando Gago o a Agustín Almendra.
Por el lado riverplatense, la ausencia del desgarrado Leonardo Ponzio implicará casi con seguridad- una estructura diferente en la zona central, con la hipotética inclusión de dos mediocampistas de contención (Enzo Pérez, Bruno Zuculini) para liberar por las bandas a Ignacio Fernández, por derecha, y Ezequiel Palacios, por izquierda.
Matías Biscay, principal asistente del “Muñeco”, que hoy asumirá las riendas de la conducción, mostró el carné de socio adherente al “club del misterio” y tampoco confirmó la alineación de su equipo.
Boca-River, el cruce al que muchos definen como la “mejor final” del mundo futbolístico, vivirá hoy el capítulo uno de la final del torneo más importante a nivel continental.