Más allá de la demagógica y electoralista premisa de relocalizar la Zona Roja para que la actividad sexual de las “chicas trans” no se desarrolle en la puerta de ningún vecino de los barrios Los Andes, Don Bosco y Sarmiento, “perjudicando la vida de los vecinos, vecinas y sobretodo de los niños y niñas que viven en estos barrios” – que si bien es un dato objetivo de una realidad, lleva 25 años sin desvelos legislativos – , detrás de bastidores se estarían moviendo intereses que distarían de la preocupación por un vecindario y lindarían con el emprendimiento en ejecución del Centro Comercial Plaza Luro.
Es inobjetable la erradicación de la Zona Roja, que no solamente implica desmanes derivados de la actividad que desarrollan las “chicas trans”, mal que le pese a cierto “snobismo” no exento de especulaciones políticas, pero tampoco es ajena la iniciativa del oficialismo de extraer una renta electoral, y quizás algún otro “beneficio”…
Pues, no sería la primera vez que un megaproyecto reportaría ciertos “beneficios” a sus promotores políticos, ya que de sospechas están sembradas, también, las sombras que proyectan las Torres de Pelli y, en el Barrio Stella Maris, la construcción del Obelisco de 22 pisos que, entre otras excepciones a las normas urbanísticas del Código de Ordenamiento Territorial, dejaron en el recinto de sesiones del Concejo Deliberante, flotando cuarenta millones de interrogantes, abrigados por un manto de sospechas…