El universo de jubilados/as es de 17 millones de adultos mayores en todo el país. Del mismo modo, en septiembre el aumento rondaría el 23%, más un refuerzo que aún no está definido. En tanto, desde el Gobierno analizan incorporar ese monto al haber actual.
En tanto, el anuncio oficial se hará el 10 de agosto, de acuerdo al calendario fijado a comienzos de año, cuando el IINDEC anuncie el Índice de Salarios de junio, variable que se utiliza para calcular el porcentaje de incremento de las jubilaciones, pensiones, AUH y Asignaciones Familiares.
Del mismo modo, la jubilación mínima es de $70.938 (brutos), más un bono de $20.000. En total, son $90.938. Con un incremento, del 23%, la prestación mínima ascendería a $87.253, sin el bono el jubilado cobraría menos que en junio-agosto, con un deterioro atroz frente a la inflación.
Si esto sucediese, si o si haría falta un refuerzo.
Cabe destacar que en marzo, el aumento fue del 17,04% y un junio fue de un 20,92%, lo que arroja un acumulado del 41,5%, frente a la inflación en el semestre del 50,7%. Con una suba del 23% durante septiembre-octubre y noviembre el acumulado rondaría el 70%, entre 9 y 11 meses, muy por debajo de la inflación esperada.
Como se mencionó anteriormente, si esto sucediese si o si habría que implementar un refuerzo, para aquellos de la mínima.
Recordemos que esos “bonos” iban a ser temporales, pero luego fueron permanentes y de forma ascendente. Y de hecho, no pueden dejar de repetirse porque los incrementos por movilidad quedarían anulados si esos jubilados pierden en el cobro de esos bonos.
Bonos y pérdida del poder adquisitivo
Tras la pérdida del 19,5% de los haberes jubilatorios entre septiembre del 2017 y noviembre del 2019, durante el Gobierno de Mauricio Macri, el bono previsional lo implementó por primera vez el actual Gobierno.
En esa oportunidad, se otorgaron bonos de $5.000 en diciembre del 2019 y enero del 2020 para las prestaciones mínimas, y otro de $3.000 para abril de ese año.
Por su parte, en abril y mayo de ese año se otorgaron bonos de $1.500. Mientras que en agosto se dio un bono de $5.000, y en diciembre del 2021 un bono de hasta $8.000.
Asimismo, a partir del 2022 los bonos comenzaron a ser más frecuentes. En abril fueron $6.000 y mayo de $12.000, agosto hasta $5.000, septiembre, octubre y noviembre ($4.000/$7.000), diciembre, enero y febrero 2023 (de $7.000/10.000), marzo, abril y mayo ($5.000/$15.000), y junio, julio y agosto ($5.000/$20.000).
Esto sucede porque la fórmula actual (combina salarios y recaudación), no tiene una cláusula de garantía de compensación frente a la inflación. Y los bonos lo reciben los jubilados y pensionados de la mínima.
Recordemos que los bonos no forman parte del haber. Solo compensa una parte de la suba de los precios del mes o meses en que se cobran, pero al mes o meses siguientes el ingreso total del jubilado vuelve a ser nivel pre bono. Y se requieren esos bonos para que el jubilado no pierda contra la inflación.
Vale decir que, los bonos no están incluidos para los futuros incrementos de los haberes, ni para calcular el aguinaldo, así el jubilado continúa perdiendo contra la inflación.
Es por eso que, desde el Gobierno analizan integrar el monto adicional a la movilidad directamente al haber y que esos “refuerzos” continúen siendo permanentes.
Un bono que no llega para aquellos que perciben un poco más de la mínima
Por otro lado, aquellos que no cobran el bono, alrededor de 2 millones de jubilados y pensionados no tienen ningún tipo de compensación, y absorben, con una baja en términos reales de sus haberes, la pérdida completa ante la inflación.
Por último, sin bono, la fórmula de movilidad en 2023 arrojó un 72,5%, versus una inflación anual del 94,8%. Una pérdida adicional del 11,5%.