
En tiempos pandemia, el riesgo de contagio se incrementa si uno está en un medio de transporte hacinado, donde se pierde el distanciamiento social.
Pero pese a que los usuarios se quejan que viajan cada vez más hacinados como aconteció, por ejemplo, este lunes alrededor del mediodía en el interno 124 de la línea 523, la Dirección General de Transporte continúa sin fiscalizar las condiciones de seguridad, higiene y la calidad del servicio de transporte público.
Por su parte, las empresas concesionarias prosiguen con su inveterada costumbre de sacar menos unidades a la calle, poniendo en riesgo la salud de los usuarios, quienes a su vez – ante la falta de control de frecuencias – deben soportar las largas esperas en las paradas.